"La Agricultura es la actividad propia del sabio, la más adecuada al sencillo y la profesión más noble para toda persona libre"
Mario Tulio Cicerón

sábado, 3 de noviembre de 2012

Plagas y enfermedades de los cultivos

El término plaga tiene un sentido antropocéntrico, donde el hombre se siente como el centro del universo, considerando entonces a todo organismo vivo que daña su salud, su bienestar y sus recursos. Sin embargo, la propia humanidad constituye en sí misma una plaga que amenaza con la destrucción de la biosfera que incluso amenaza a su propia supervivencia. 

Tradicionalmente la sociedad considera plaga como sinónimo de enfermedad, pero en agricultura hablamos de términos bien distintos: 


Plaga es cuando una población de seres vivos producen daños a un cultivo por encima de un umbral económico, mientras que si viven en equilibrio y no causan daños económicos no se considera plaga. Es un concepto que se asigna a una población o grupo de seres vivos. Un insecto de forma individual nunca constituye una plaga. 


Por el contrario, enfermedad se produce cuando se provoca en un cultivo una o varias alteraciones fisiológicas que bien puede ser causada por un agente patógeno (bacterias, virus, hongos o nematodos) o por agentes no parásitos (de naturaleza física, química, mecánica…) que perturban las funciones del vegetal. 


El ecosistema agrario se trata de un sistema natural donde se producen cambios de forma constante que pueden producir desequilibrios y daños en las plantas afectando a su desarrollo, y por consiguiente a la producción final y su rendimiento. Por lo que un control total y absoluto de dicho ecosistema, que es lo deseable por el agricultor, se hace imposible. Por lo que el agricultor debe convivir con dichas plagas y enfermedades y combatirlas de la forma más eficiente. 


Los daños que sufren las plantas pueden ser permanentes que llegan a provocar su muerte, o temporales de los que la planta puede recuperarse completamente como caída de hojas, perdida de floración, amarillamiento, etc. Dichos daños pueden estar causados por: 


Agentes bióticos: provocados por animales (aves, mamíferos, moluscos, crustáceos…), insectos, ácaros, microorganismos patógenos (hongos, bacterias, virus, nematodos) que viven a expensas del cultivo. 


Agentes abióticos: son los responsables de las alteraciones fisiológicas en los cultivos, como pueden ser los originados por factores meteorológicos (lluvia, viento, temperaturas altas, heladas, sequías…) y el empleo de contaminantes (dióxido de azufre, cloro y derivados, insecticidas, fungicidas, herbicidas, etc).  


Prácticas culturales inadecuadas, que pueden causar daños en las plantas como pueden ser: 
  • Excesivo monocultivo, repetición de un solo cultivo en lugar de rotación, el monocultivo favorece la proliferación de plagas, enfermedades y malas hierbas, propias de dicho cultivo. 
  • Mal uso de tratamientos fitosanitarios y abonados, que pueden provocar fitotoxicidad o mayor presencia de plagas y enfermedades. 
  • Uso de especies o variedades sensibles a plagas o enfermedades endémicas en lugar de especies o variedades autóctonas más resistentes. 
  • Abuso de tratamientos no selectivos que acaban por eliminar a los enemigos naturales.